Que aficionado al World of Warcraft no conoce al Rey Lich, pero seguro q pocos conoceis su historia….
Ner’zhul y sus seguidores entraron a Twisting Nether, el plano etéreo que conecta a todos los mundos dispersos a lo largo de la Gran Oscuridad. Desafortunadamente Kil’jaeden y sus demoníacos seguidores los estaban esperando. Kil’jaeden, quien había jurado tomar venganza de Ner’zhul por su desafío soberbio, desgarró lentamente el cuerpo del viajo chamán, pieza por pieza. Kil’jaeden mantuvo el espíritu del chamán vivo e intacto, para que fuera completamente consciente del dolor de su desmembramiento. Aunque Ner’zhul rogó al demonio que liberara su espíritu y le concediera la muerte, el demonio le respondió con gravedad que el Pacto de Sangre que habían hecho tiempo atrás todavía era vigente, y que Ner’zhul aún debía servir a su propósito.
El fracaso de los orcos en la conquista del mundo para la Legión Ardiente forzó a Kil’jaeden a crear un nuevo ejército que sembrar el caos en los reinos de Azeroth. Este nuevo ejército no tenía permitido caer presa de las mismas rivalidades y luchas internas que habían surgido en la Horda. Debería ser despiadada y tener dedicación total a su misión. Esta vez, Kil’jaeden no podía fallar.
Mientras retenía al espíritu desesperado de Ner’zhul, Kil’jaeden le dio la última oportunidad para que sirviera a la Legión o sufriera tormento eterno. Una vez más, Ner’zhul accedió a cumplir el pacto con el demonio. El espíritu de Ner’zhul fue puesto dentro de un bloque de hielo especialmente construido de las lejanías de Twisting Nether. Encerrado en el barril de hielo, Ner’zhul se convirtió en un ser espectral de poderes inigualables. En ese momento, el orco conocido como Ner’zhul fue destrozado para siempre, y el rey Lich nació en su lugar.
Los soldados leales a Ner’zhul y sus seguidores de Shadowmoon también fueron transformados en demonios de energías caóticas. Los perversos hechiceros fueron despedazados y rehechos como esqueléticos muertos vivientes. Los demonios se aseguraron de que incluso muertos, Ner’zhul y sus seguidores los servirían incustionablemente.
Cuando llegó el momento, Kil’jaeden explicó la misión para la que había creado el Rey Lich. Ner’zhul tenía que propagar una plaga de muerte y terror sobre Azeroth que barriera con la civilización humana por siempre. Todos aquellos que murieran por la temible plaga se levantarían como muertos vivientes luego, y sus espíritus estarían unidos a Ner’zhul para siempre. Kil’jaeden prometió que si Ner’zhul cumplía su terrible misión, sería liberado de su maldición y tendría un cuerpo sano donde vivir.
Aunque Ner’zhul accedió y estaba ansioso por cumplir su papel, Kil’jaeden tenía sus dudas acerca de su lealtad. El hecho de haberle sacado el cuerpo al rey Lich y de tenerlo atrapado en el barril de cristal aseguraba su buena conducta a corto plazo, pero el demonio sabía que tenía que vigilarlo cuidadosamente. Con este fin, Kil’jaeden llamó a su guardia demoníaca, sus vampirescos lores, para que vigilaran a Ner’zhul y vieran que cumplía con su tarea. Tichondrius, el más poderoso y astuto de los lores, aceptó el desafío; estaba fascinado por la severidad de la plaga y el potencial del rey Lich para el genocidio.
Escrito por Pilar Guiroy
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